jueves, 7 de junio de 2012

El lugar más contaminado del planeta



Se trata de la ciudad rusa de Karabash en los Urales. La contaminación fue producida por la extracción de cobre. A pesar de que los desechos industriales se han reducido en los últimos diez años, montañas de residuos siguen formando parte de la ciudad con consecuencias graves para el medioambiente y para sus habitantes.
Karabash es una ciudad rusa ubicada a 90 kilómetros al noroeste de Chelyabinsk. Su población fue variando considerablemente en los últimos años. En la actualidad tienen 13.151 habitantes (Censo del 2010), en el 2002 vivían 15.942 personas y en 1989 cerca de 17.006.




La zona de los Urales es muy rica en recursos naturales, especialmente en cobre. Por esta razón numerosas minas y fábricas surgieron en la región, las cuales aportaron en su momento un importante beneficio a la economia rusa. Pero al mismo tiempo estos emprendimientos contaminaron la región de tal forma que se estima que un tercio de la contaminación de todo el país se genera en los Urales.



Los efectos de la contaminación en la ciudad se aprecian en cada rincón de su geografía. Sus huellas se perciben en los colores llamativos de su tierra estéril y sus rios y en las montañas de desechos tóxicos que cubren parte de su horizonte.
Desde años, la naturaleza lleva dando muestras inequívocas de que algo no funciona bien en la región. Una tercera parte de los ríos de los Urales han perdido su biodiversidad.


La compañia de cobre Russkaya Mednaya Kompania es la principal responsable de la polución existente en Karabash.
“Al llegar en el 2003, nosotros comenzamos una renovación profunda para respetar el medioambiente. Tú puedes ver por ti mismo los problemas que nuestra compañía ha asumido de nuestro pasado", explica Alexéi Bakin, el actual director de la empresa metalúrgica Russkaya Mednaya Kompania.



Según Bakin, el periodo soviético dejó una herencia nefasta para el medioambiente en esta ciudad. En 1975, Kabarash juntaba mas de 500.000 toneladas de desechos tóxicos. En los años 90 parecía que la solución fue cerrar la empresa, pero el remedio casi fue peor que la enfermedad.
"En 1989 decidieron detener la producción como consecuencia de la catástrofe ecológica en la ciudad, pero en la planta trabajaban la mayoría de los ciudadanos. Eso provocó desempleo, empeoró la situación delincuencial y la población se redujo en 4 veces".



En la actualidad, está intentando minimizar la contaminación, aunque el proceso es extremadamente lento.






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